viernes, 21 de agosto de 2015

Una vida de entrega cristiana

Por: Bryan Vélez García- Trinity Way Missionary Intern

La vida de un misionero cristiano es una dinámica, sacrificada, de acompañamiento y sobre todo de amor, fe y justicia para todos los seres humanos. Como cristianos estamos llamados a estar inmersos en la vida de los pobres y los oprimidos de nuestras sociedades. Es nuestro deber cristiano estar juntos a los oprimidos, los pobres, aquellos que necesitan de la palabra de nuestro Señor pero que también tienen sed y hambre de justicia.

Como misionero de la Iglesia Episcopal en la Iglesia Episcopal Anglicana de Brasil para la Diócesis de Rio de Janeiro es mi deber y responsabilidad cristiana promover y vivir los valores que anteriormente les he mencionado. Pero todos y todas somos llamados por nuestro Señor a ser misioneros, unos en nuestras propias comunidades, tanto de fe como sociales como fuera en tierras extrañas como es mi caso como misionero para la Iglesia en Brasil además de serlo para mi tierra; Puerto Rico.
No debemos perder la perspectiva de nuestra responsabilidad profética en nuestras propias comunidades donde tenemos el llamado natural a ser misioneros. El llamado misionero que para cada uno de nosotros es uno diferentes pero que en el fondo tiene el mismo propósito de llevar a cabo nuestro compromiso cristiano aceptado en nuestro pacto bautismal.

En la Iglesia Episcopal hemos adoptado un compromiso firme con nuestro Pacto Bautismal, las 5 marcas de la misión y con la vida y obra misionera. Este compromiso fuerte que hacemos como iglesia nos hace y nos demanda a estar cada día más presente en nuestra sociedad contemporánea en el siglo 21. Pero este compromiso no surgió de un día para otro, son décadas de historia documentada de lucha por la dignidad de cada ser humano, sin importar su color de piel, nacionalidad, idioma, orientación e identidad de género etc.

Uno de los mártires contemporáneos de nuestra iglesia es el seminarista Jonathan Daniels, activista por los derechos humanos que murió asesinato un 20 de agosto de 1965 por su defensa en pro de los derechos de los afroamericanos. Jonathan es un para mí, como seminarista y como misionero un modelo de entrega cristiana que todos debiéramos seguir. Su fuerte fe y gran convicción de su compromiso cristiano que fue inspirado por el magníficat o Cantico de María, que en lo personal es uno de los canticos más hermoso de la Biblia me inspiran y motivan a ser mejor cristiano día a día.

Reconozco a través de su legado y la de muchos mártires cristianos como Martin Luther King entre otros que murieron por la lucha de los derechos humanos para la comunidad afroamericana en los Estados Unidos, que somos llamados y llamadas a hacer presente a Dios por medio de nuestro testimonio en la sociedad que vivimos. Siendo instrumentos de reconciliación, fe, esperanza y justicia para todos y todas los hijos de Dios. Somos los responsables como misioneros cristianos de encarnar el mensaje profético de justicia, amor y esperanza que le enseño nuestro maestro Jesús a sus apóstoles y discípulos y que a través de ellos en nuestro libro sagrado conocemos las mismas.


Rezo a Dios para que nos inspire, aliente y nos de las fuerzas necesarias para ser mejores cristianos cada día. Que nos muestre a través de la vida de sus santos y mártires como Jonathan Daniels & Martin Luther King reconocer su rostro en los más necesitados de nuestra sociedad, en aquellos que son oprimidos por las estructuras sociales injustas. Que reconozcamos y aceptemos el llamado profético de la iglesia a anunciar el reino de Dios y a denunciar las injusticias de nuestro, Puerto Rico, Brasil, Republica Dominicana o cualquier lugar que nos encontremos.