Por: Bryan Vélez García- Trinity Way Missionary Intern
La vida de un misionero cristiano es una dinámica,
sacrificada, de acompañamiento y sobre todo de amor, fe y justicia para todos
los seres humanos. Como cristianos estamos llamados a estar inmersos en la vida
de los pobres y los oprimidos de nuestras sociedades. Es nuestro deber
cristiano estar juntos a los oprimidos, los pobres, aquellos que necesitan de
la palabra de nuestro Señor pero que también tienen sed y hambre de justicia.
Como misionero de la Iglesia Episcopal en la Iglesia
Episcopal Anglicana de Brasil para la Diócesis de Rio de Janeiro es mi deber y
responsabilidad cristiana promover y vivir los valores que anteriormente les he
mencionado. Pero todos y todas somos llamados por nuestro Señor a ser
misioneros, unos en nuestras propias comunidades, tanto de fe como sociales
como fuera en tierras extrañas como es mi caso como misionero para la Iglesia
en Brasil además de serlo para mi tierra; Puerto Rico.
No debemos perder la perspectiva de nuestra
responsabilidad profética en nuestras propias comunidades donde tenemos el llamado
natural a ser misioneros. El llamado misionero que para cada uno de nosotros es
uno diferentes pero que en el fondo tiene el mismo propósito de llevar a cabo nuestro
compromiso cristiano aceptado en nuestro pacto bautismal.
En la Iglesia Episcopal hemos adoptado un compromiso
firme con nuestro Pacto Bautismal, las 5 marcas de la misión y con la vida y
obra misionera. Este compromiso fuerte que hacemos como iglesia nos hace y nos
demanda a estar cada día más presente en nuestra sociedad contemporánea en el
siglo 21. Pero este compromiso no surgió de un día para otro, son décadas de
historia documentada de lucha por la dignidad de cada ser humano, sin importar
su color de piel, nacionalidad, idioma, orientación e identidad de género etc.
Uno de los mártires contemporáneos de nuestra iglesia
es el seminarista Jonathan Daniels, activista por los derechos humanos que murió
asesinato un 20 de agosto de 1965 por su defensa en pro de los derechos de los
afroamericanos. Jonathan es un para mí, como seminarista y como misionero un
modelo de entrega cristiana que todos debiéramos seguir. Su fuerte fe y gran convicción
de su compromiso cristiano que fue inspirado por el magníficat o Cantico de María,
que en lo personal es uno de los canticos más hermoso de la Biblia me inspiran
y motivan a ser mejor cristiano día a día.
Reconozco a través de su legado y la de muchos mártires
cristianos como Martin Luther King entre otros que murieron por la lucha de los
derechos humanos para la comunidad afroamericana en los Estados Unidos, que somos
llamados y llamadas a hacer presente a Dios por medio de nuestro testimonio en
la sociedad que vivimos. Siendo instrumentos de reconciliación, fe, esperanza y
justicia para todos y todas los hijos de Dios. Somos los responsables como
misioneros cristianos de encarnar el mensaje profético de justicia, amor y
esperanza que le enseño nuestro maestro Jesús a sus apóstoles y discípulos y
que a través de ellos en nuestro libro sagrado conocemos las mismas.
Rezo a Dios para que nos inspire, aliente y nos de las
fuerzas necesarias para ser mejores cristianos cada día. Que nos muestre a través
de la vida de sus santos y mártires como Jonathan Daniels & Martin Luther
King reconocer su rostro en los más necesitados de nuestra sociedad, en
aquellos que son oprimidos por las estructuras sociales injustas. Que reconozcamos
y aceptemos el llamado profético de la iglesia a anunciar el reino de Dios y a
denunciar las injusticias de nuestro, Puerto Rico, Brasil, Republica Dominicana
o cualquier lugar que nos encontremos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario